Me encantan los zapatos. Podría decir que soy adicta a ellos. No soy Imelda Marcos (1060 pares de zapatos tenía la moza), pero teniendo en cuenta que no dispongo del salario de un dirigente de Estado, no me quejo de mis más de 50 pares...
Me gustan los zapatos de todo tipo: sandalias, mocasines, botas, zapatos de salón, chanclas, botines... pero lo que más abunda en mi zapatero y con lo que más cómoda me siento es, por encima de cualquier tipo, con los zapatos de salón y las sandalias, ambos de tacones imposibles.
Los tacones son para mí fundamentales, producen en mi una atracción irrefrenable cuando los veo en un escaparate. Comencé a usarlos simplemente para ser más alta, pero en la actualidad los uso primero porque me gustan, segundo porque me siento más segura sobre un tacón que cuando voy con un zapato bajo (las teorías freudiana podrían decir bastante sobre los verdaderos motivos de ésto) y tercero, y aunque parezca increíble, porque me siento más cómoda con un tacón que con unos zapatos bajos.
Caminar sobre un tacón no es fácil. En ocasiones me he encontrado chicas subidas a tacones, que parecen auténticos "patos mareados". Dan ganas de decirle: "Por favor, bájate de ahí, te vas a matar". Pero no hay nada más hipnotizante que una mujer que sabe caminar de manera elegante con una falda bonita y unos zapatos de tacón.
En fin, puede parecer una locura o una auténtica gilipollez, pero me apasionan los zapatos. Y todos mis allegados lo saben, hasta el punto de que quien me quiere y me conoce bien, sabe que los mejores regalos que se me pueden hacer son un buen libro o unos maravillosos zapatos.
Los zapatos son, a mi entender, el complemento más definitorio del estilo de una persona e incluso, de su forma de ser. Mira a una mujer a sus zapatos y sabrás realmente cómo es. Yo es algo en lo que me suelo fijar cuando conozco a alguien y la verdad es que suelen ofrecerme una impresión que no suele ser errónea. Y no sólo lo creo yo, existen amplios estudios y encuestas sobre este tema (con los que, como en todo, podemos estar más o menos de acuerdo).
Para empezar, el color es importante. Un zapato negro denota sobriedad y seriedad. Es el tipo de zapato que una se pone para hacer una entrevista de trabajo o cuando quiere ir elegante. Por el contrario, la mujer que se atreve con colores llamativos o intensos está diciendole a la monotonía que salga de su vida. Los tonos pastel hablan de romanticismo, de mujeres soñadoras e idealistas. El blanco en los zapatos es claramente definitorio, debe saber combinarse de manera adecuada y representa seguridad e ideas claras (sobre todo porque hay que estar muy, muy segura para calzarse un zapatito blanco). Otro color explosivo es el dorado; cuidadito con una mujer que se suba a unos zapatos dorados, porque probablemente sea un auténtico terremoto, una tía que va a por todas, le gusta el riesgo y le da igual lo que piensen de ella. Ocurre algo muy similar con los estampados de leopardo o de serpiente. Otro color de órdago es el rojo. Una mujer in red es una mujer de carácter, guerrera. El rojo infunde respeto o incluso cierto temor.
El tipo de zapato también puede hablar de cómo eres. Así, unas punteras puntiagudas definirían a una mujer a la que le gusta aparentar, que no le importa sufrir con tal de meterse en ese zapato e ir impresionante; mientras que unas puntas redondeadas hablan de comodidad e incluso tienen un punto de infantilidad. Las botas altas pueden ser ambiguas, depende de con qué las calces, pero una mujer que se enfunda una bota alta con un tacón finísimo, como si se tratara de un guante, sólo puede buscar dos cosas: aparentar extrema seriedad o sentirse increíblemente sexy. Las sandalias con talones al aire muestran una mujer sensual, a la que le gusta mostrar su lado femenino. Las bailarinas, los mocasines o en general cualquier zapato sin tacón definen una mujer a la que le gusta la comodidad y que no se sacrifica por estar a la moda.
Un zapato bonito, bien combinado con la ropa, puede decir mucho de una. Puede ser una absoluta frivolidad. O quizás tenga más importancia de la que creemos. Que se lo digan a Cenicienta... ¿os imagináis al Príncipe recorriendo el reino con un mocasín?
Esta soy yo... según mis zapatos
18 comentarios:
Me reconozco también en esta adicción; zapatos y bolsos.
Y me ha encantado tu entrada, esa manera de desgranar personalidades según el zapato que te gastas...
... a cada sentimiento, su zapato.
;))
... genial!!
Pero cómo he disfrutado con esta entrada, Rocío¡¡¡¡, genial¡¡¡. Yo he oído muchas veces eso de que para ir elegante es imprescindible cuidar el tema de los zapatos.
Yo tengo siete pares y pensaba que me pasaba ... ya veo que no. Y muy interesante todo ese muestrario de tipos de personas según los zapatos que llevan.
Sería interesante otra entrada hablando de los zapatos de caballero: las diferencias entre los de cordones y los mocasines, las marcas más resultonas, los colores, la elegancia o no de hebillas y otro tipo de adornos, los "históricos" zapatos de rejilla de nuestros abuelos, ....
Muy chula la entrada, creo que estas en lo cierto casi al 100%... aunque los momentos son importantes (el tacon de aguja pá el mercadona), y combinarlos bien tambien que se por ahí cada cosa...
Pues yo el tema zapatos es que ni fú ni fa.
Es que no me fijo en los de nadie,ni hombres ni mujeres.Nada.
Y no lo digo por presumir. porque no es para presumir eso de no fijarse en los zapatos.
Dices de pasada lo de Freud. En eso sí que el tío dio en el clavo, para es para otra entrada.
Hay dos tipos de países: aquellos en los que hay más pies que zapatos, y aquellos que hay más zapatos que pies.
@Ana... Yo los bolsos, aunque me gustan, no los controlo. Tengo algunos de colores para combinar con los zapatos, pero normalmente acabo usando sólo un par de ellos, de colores más neutros, que van con casi todo (negro, crudo...). Besos
@Modestino... Gracias. Me pillas con lo de los zapatos masculinos. Me fijo menos en ellos, quizá porque hay menos variedad que en el zapato femenino. Aunque, bueno, algunas cosas sí se podrían escribir sobre ello. Le daré una vuelta, a ver si sale algo interesante. Gracias por la idea.
@Alones: Uff, por supuesto que es fundamental la combinación del zapato con la ropa... un zapato equivocado mata un buen conjunto. Y el momento, por supuesto, lo doy por hecho... el taconazo de aguja tiene su momento, sus situaciones concretas y, desde luego, hacer la compra no es una de ellas... jajaja
@Suso... Razón te sobra en lo de los países... De ahí el título: frivolidades. Lo de Freud daría para muchos posts, desde luego.
Mi frivolidad: los relojes, y a poder ser espectaculares, de marca y grandes.
¿Tulipan? (tú eres un malbicho, que lo sepas!!!)
ah! Estoy deseando ver si "moli" se atreve a comentarte algo en lo de combinar colores... ;-P
Besos!
Xinax, ¿ya estás mejor?
A Moli la estoy esperando... jajajaja
Me temo que mi vicio son las camisas, el último recuento se saldó con 49.
Y reconozco que una mujer mal calzada pierde gran parte de su atractivo.
Interesante descripción de un pequeño vicio.
Un saludo
@Capitán: Sí, lo tuyo es vicio por las camisas, casi superas mi número de pares de zapatos...
Una persona con muuuuuuuuchos zapatos... es que pisa muyyyyyyyyyyyyyyyyyyy alegre.
Por cierto, blancos y dorados... pero también verdes y azules... y sansalias... y botas... y... ufff
Pisemos el mundo con ellos... y si hace falta... también alguna que otra palabra soberbia... jajajaja
Saludos Rocío.
Bueno cada cual tenemos un "vicio", te encontré en el blog de Lujo y como me llamo como tú, dije voya visitarla.
Te dejo un cordial saludo.
Rocío de España
Lo que me estaba perdiendo. Llevo retraso en el paseo de los blogs habituales. Qué post más bueno, Rocío... ¿De verdad te sientes cómoda montada en zapato de tacón?
Es una suerte que nos comuniquemos a través del blog y no puedas ver mis pies. Me he quedado boquiabierta con la asociación que realizas entre zapato y mujer... Toda una experta.
¿Qué dirías de una señora de 48 años que calza mocasines (color camel, negro...poco más)y botín en invierno; sandalia moruna o manoletina en verano... Todo ello bien planito, cómodo... Observo a las mujeres subidas a unos buenos tacones y me doy cuenta de que estilizan mucho, que sientan bien... pero no puedo. Me caigo.
Lo dicho. Me ha gustado e incluso intrigado tu entrada...
Besos, Cenicienta
Sunsi... ya te echaba en falta.
Pues sí, me siento cómoda con unos tacones... física y psicológicamente cómoda. :-)
Pero también uso zapatos bajos, en verano mis sandalias y mis chanclas... claro está.
¿Si te viera que diría? Pues tendría que ver los zapatitos, pero diría que eres una mujer a la que le gusta ir cómoda por encima de todo... Clásica en los colores. Discreta. Quizás que no te gusta llamar la atención... ¡Jajaja, no sé!!!
Me hace gracia que te resulte intrigante la entrada... ¿por qué intrigante?
Besos, Hada Madrina!
ROCIO: Otro saludo para tí, gracias por pasarte. Te dejé comentario en uno de tus blogs.
Intrigante... porque siempre me ha llamado la atención la capacidad de definir a alguien por un accesorio o por sus colores básicos... Y es cierto que dice mucho de alguien. Me intriga eso, lo que se puede concluir a través de pocos datos. Es similar a la grafología... O es la grafología del cuerpo...
Es cierto. No me gusta llamar la atención... y también soy incapaz de calzarme con tonalidades que chirríen con la ropa que llevo.
De todas formas, voy a probar con unos taconazos de mi hija. A ella también le resultan comodísimos...No sé a quién habrá salido.
Besos, princesa
Se me había pasado esta entrada.
Yo para la ropa y la moda soy del modo pasota total y además me da rabia gastarme la pasta en eso. Normalmente me conformo con 3 pares y voy que ardo: unos negros, unos marrones y lo mismo para las botas.
Los veo en un escaparate y pienso que bonitos"..veo el precio y digo: ni de coña, y luego lo pienso y digo: dónde voy a ir yo con esos zapatos?.
Si me conoces y te fijaras en mis zapatos te llavarías una pobre impresión de mi..que lo sepas. Aunque si fuera verano fliparías con mis preciosos pies...:)
@Sunsi: jajaja, cuidadito, no te nos "esguinces".
@Molinos: No todo son los zapatos, mujer. Y, mira, la ventaja de no castigar los pies con zapatos y tacones imposibles, es que en verano puedes lucirlos sin un solo juanete! jajaja
¡Buenísima entrada!
Por la misma razón, me encanta "VER" zapatos, tengo cinco o seis pares mal contados.
Y este verano, por temas médicos, sólo me he puesto uno.
Yo soy de las que tú comentas. Andando con tacones parezco un "paso" de Semana Santa, o como la Virgen del Rocío. Dando ´bandazos´ de un lado a otro juas.
Por eso, porque soy consciente de mis limitaciones, pero eso no quita que me fije y me encante veros a otras en todo vuestro ´esplendor´.
Publicar un comentario