viernes, 29 de mayo de 2009

ESCRIBIENDO LA IGUALDAD

Queridos/as amigos/as:

Ayer me tocaba presentar en Consejo de Administración un procedimiento para la Gestión de Recursos Humanos. Reunión en la que participábamos 6 mujeres. Todo iba estupendamente hasta que llegamos al punto de las sugerencias y proposición de cambios.

Toma la palabra XXXX(mujer, cuarenta y pico años): "He leído el documento detalladamente y tengo que decir que hay un error importantísimo, que exijo sea inmediatamente reparado"

Yo me dije... "Ostras, qué habré liado ahora..."

XXXX dice: "En todo el documento cuando hablas del personal, escribes: el trabajador y los trabajadores. Debes modificarlo e incluir ambos géneros. Yo no me siento representada si sólo pones trabajador".

Yo para mis adentros pensé... "Joer, qué tontería, ya me había asustado pensando que el error era grave". Sí, pensé que era una cuestión de forma, algo que no iba a ningún lado, que el lenguaje español es como es y que si todos nos entendemos, complicar un documento formal, haciendo su lectura farragosa y compleja no tiene mucho sentido.

Pero al parecer aquello, en aquel lugar, en aquel momento... no era sólo una cuestión de forma. XXXX contra el resto de la mesa, enzarzada en una discusión sobre el uso del masculino y el femenino, la igualdad, la representación de unos y otras (o de unas y otros), más igualdad, la discriminación de la mujer... Yo, la verdad sea dicha, me quedé un poco alucinada y apenas abrí la boca salvo para decir... "Oye, que yo lo cambio sin problema. Pero me parece una soberana tontería".

Porque la igualdad, no es una cuestión de forma, sino de fondo. Y el tema de los géneros en la redacción de determinados documentos no deja de ser una cuestión de forma. Es más, creo que en muchas ocasiones, la igualdad se queda ahí... en la igualdad escrita. Las formas deben cuidarse, por supuesto, pero posturas radicales en este sentido no ayudan en absoluto en el proceso de conseguir la igualdad.

Qué quieres que te diga... a mí que me paguen lo que me tienen que pagar según mi puesto de trabajo y mi desempeño profesional, que mi promoción profesional tenga las mismas posibilidades que la de cualquier compañero, que no me despidan si decido ser madre..., y si quieren llamarme Pepe, que me llamen Pepe.

Fondo... no sólo formas. Hechos... no sólo palabras.

Curiosamente, de las 6 mujeres, 4 considerábamos innecesario el cambio.

En fin, voy a seguir modificando el documento para no herir más susceptibilidades. Pero estoy dudando... ¿dejo el título en "Gestión de Recursos Humanos" o lo cambio por "Gestión de Recursos/as Humanos/as"?

7 comentarios:

Modestino dijo...

Estamos sometidos a una auténtica esclavitud de lo políticamente correcto; se ha llegado a la estupidez ... con perdón.

María dijo...

A la total estupidez, sin perdón.

Modestino dijo...

Pues sí Rocío, eso pienso yo, pero me daba miedo ser radical estando en casa ajena.

Suso dijo...

La estupidez planetaria que está en todos los lados-vascos y vascas, miembros,miembras,y se repite papanatamente,como un eco de tontería, aquí y allá.

buena entrada

ana dijo...

Eso es lo limitado... cuando la esencia se reduce a las formas, a la apariencia. Al traje que me he inventado.

El fondo, el fondo es lo que ha de ser. Los hechos, las actitudes... no sólo la forma del traje que me pongo.

TitoCarlos dijo...

Excelente post. Siento no haberlo leido en su momento

Un beso,

María dijo...

Gracias TitoCarlos! Un saludo