viernes, 29 de enero de 2010

Aire fresco


Esta mañana me desperté temprano. Algo extraño en mí, sobre todo después de una noche de duermevela continuado. E igual de extrañamente, mis pies decidieron sacarme de la cama.

Abrí la ventana, necesitada de un poco de aire fresco, aire que limpiara la pesadez de la habitación, la nicotina de mis pulmones y las sombras de mis malos sueños. Me sorprendió que aún fuera de noche. ¿A qué hora amanece en enero? Es una de esas cosas que desconocemos los que tenemos la fortuna de no tener que madrugar. Respiré el aire gélido de la mañana por unos escasos segundos. Los suficientes para saber que ya era suficiente.

Esos pies que esta mañana tenían vida propia me llevaron a la cocina donde aún humeaba el aroma del café recién hecho. Me inyecté mi dosis matutina de cafeína, mezclándola con el primer chute de nicotina del día, mientras pensaba en qué hacer aquellas casi dos horas que mis pies me habían regalado antes de ir a trabajar.

En ese momento un rayo de luz empezó a colarse por las rendijas de la persiana. Y no sé si por el café, la nicotina o el aire fresco, me vi de nuevo en marcha, vistiéndome aprisa, calzándome unas botas y abrigándome hasta la nariz, gorro de lana incluido. Agarré la cámara de fotos, mi maravilloso capricho recién adquirido, y me lancé a una calle que comenzaba a despertarse.

El frío se me coló hasta los tuétanos mientras disparaba sin parar esa máquina endiablada. Yo quería atrapar aquel sol que asomaba – tan soñoliento como yo – la nariz entre los árboles, o su reflejo en las veredas que acompañan al Tormes en su sucio y largo camino… Pero esta cámara no me entiende, hace lo que le da le viene en gana. Bueno, en realidad soy yo quien no la acabo de entender.

Mientras caminaba entre paisaje y paisaje, entre disparo y disparo, con los pies congelados y la mente inusitadamente clara para ser la hora que era (las aves nocturnas no despertamos de verdad hasta después del café de media mañana), iba pensando que por una vez mi almohada no había borrado del todo las sensaciones de ayer. Que por una vez no se había comido las dudas, las incertidumbres, los interrogantes sin respuesta. Que no se había tragado la certeza del absurdo. Que todo seguía ahí, que esta vez no había habido sueño reparador.

Y mientras me tomo el segundo café de este día que para mí apenas comienza y ya se me está antojando demasiado largo, me doy cuenta de que todo, todo lo que pensé y sentí ayer, sigue estando en mí.

Y me doy cuenta de que necesito aire fresco, quitarme de encima este aroma viciado y sucio que yo misma he creado y dejado que se me colara dentro, y que no me deja respirar sin que me duela el pecho.

Aire fresco. Abrir la ventana. Respirar. Respirar hasta que los pulmones duelan de frío y no de ausencia.



23 comentarios:

Suso dijo...

Más o menos amanece a las 8 de la mañana.

Aire fresco tu entrada,¡por fin!

Modestino dijo...

Pues sí, Rocío, para muchos el aire fresco es volver a tener la oportunidad de leer escritos tan bonitos como los tuyos.

Has descrito muy bien ese amanecer que vivimos tantas veces. Bienvenida de nuevo, y decirte que regresas con una entrada formidable.

Anónimo dijo...

Confieso que odio madrugar. Es lo que más me cuesta del mundo... pero paradójicamente para mí es un placer casi infinito los pocos días que madrugo, ver desde mi ventana las montañas por las que se desliza un río de niebla silencioso. Y tras las montañas una aureola de resplandor que delata que el sol está despuntando...

Qué alegría que hayas vuelto al blog... Y con este post que es una verdadera bocanada de aire fresco...

Rocco Lampone dijo...

Preciosa, bien venida y bienhallada!!

Te echábamos de menos. A ti y a tu escritura.

Ay, esos madrugones, que salvo que sean por motivos placenteros, deberían estar prohibidos...

un besazo.

DIOS dijo...

Si te perdiste el amanecer de hoy, que te hice sólo para ti,¡no importa!:te haré otro mañana

DIOS dijo...

Y no olvides el paraguas este fin de semana...tengo que regar las plantas

Belén dijo...

Bueno, muchas veces necesitamos ese aire fresco para algo más que reforzar los pulmones...

;)

Besicos

Driver dijo...

Otro plan para madrugadores.
Coge el coche.
Pon música.
Vete a comprar churros a un pueblo a treinta o cuarenta kilómetros.
Ve rápido, compra y vuelve despacio.

Mira el campo y la sinuisidad de la alfombra del asfalto.

Aparca a medio kilómetro de casa.

No te olvides los churros en el coche.
Desayuna despacio.
Tanto como puedas.

Chute de cafeína.
Cigarrito.
Música.
Filio en blanco.

Busca un título.
"LA ESCAPADA"
"AIRE FRESCO"
"CORERCORREQUETEPILLO"

Y luego escribe una frase jodidamente complicada.

"Aquel fue el primer día del resto de su vida".

"Estaba tan cansada, que cualquier cosa que hiceira era una revolución".

Y luego..., sigues.

¿Un buen plan, no?

Capitán dijo...

El Tormes, qué envidia.

Un abrazo y disfruta del capricho

ana dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=WbpMmvt-6oA

Me has recordado una canción preciosa que te dejo aquí...
... con gran emoción por tu regreso.

No dejes de escribir... es una tabla de salvación estupenda para algunas madrugadas...

Un abrazo intenso.

María dijo...

Suso... ¿Las 8 de la mañana? Te digo yo que hoy estaba absolutamente trastornada...

Un placer, Modestino. Un brindis (con un buen gin-tonic) por esos amaneceres

María dijo...

Sandra... Yo también odio madrugar, soy un auténtico lirón. Bueno, más bien me gusta disfrutar de las horas de la noche... Lo cierto es que sólo madrugo para bucear.. Gracias por tu comentario.

Rocco. Pues sí... deberían prohibirlos. Y más en invierno. Besos y gracias!

María dijo...

Esto... DIOS... mmm, ¿Te hablo de tú? ¿Le hablo de usted? Ay, madre mía... que responsabilidad esta de responder a un comentario de DIOS... Que no me lo perdí! que debe ser uno de los pocos que he disfrutado en los últimos años. Lo del paraguas no me apetece mucho. ¿No lo puedes dejar para otro día, que es fin de semana????

María dijo...

Sí, Belén... Para muchísimo más. Para que se lleve los malos humos que nos van colando dentro. Y no hablo de la nicotina, precisamente. Besos rojos.

Driver... precisamente conducir es una de las cosas que más me gusta hacer en algunos momentos. Buena música, cigarrillos... y a darle vueltas al coco. Lástima que la gasolina esté tan cara... Besos

María dijo...

Capitán. Eso intento. Pero este capricho necesita ser domesticado. Bueno, más bien la dueña, que anda perdida con tanto botón... Pero lo conseguiré!!! Besos desde la orilla del Tormes.

María dijo...

Anita, guapa, gracias. Me ha encantado la canción. No la conocía. Pero le pega... como siempre pegan tus recomendaciones musicales. Así que la añado a la entrada. Un beso fuerte.

sunsi dijo...

Rocío, Princesa... Quería decirte "Hola, ¿cómo estás? ¿te trata bien la vida? ¿quién te quita
las ganas de asomarte a la ventana y escribir ... y liberar lo pulmones ?" Joé. Que te echaba de menos.

Es un privilegio depertar cuando aún no ves la calles... tomarte un café cargado y escuchar el silencio mientras saboreas el primer cigarro del día.

Precioso todo. Preciosa tú.

Un beso

Gonzalo Viveiró Ruiz dijo...

Hola de nuevo Rocio "la Guadiana"...pero la espera ha merecido la pena

Hyku dijo...

Largo se ha hecho este café hasta tu regreso. Y que sigas sin tener que conocer a qué hora amanece en invierno.

Besos abrigados

María dijo...

Driver... no es mi estilo de coche...Pero bueno, no está mal para una carrera de aire fresco.

María dijo...

Sunsi... hada madrina... Estoy de vuelta, pausada, tranquila... Y la vida me trata bien, no puedo quejarme en absoluto (aunque a veces lo haga...). Y bueno, yo es que soy muy dormilona y no le veo mucho placer a eso de despertarme antes de que pongan las aceras... pero reconozco que en ocasiones, viene bien. Un beso fuerte

María dijo...

Hola Gonzalo... guasa tienes con lo de "la Guadiana", jejeje... Un abrazo

María dijo...

Pues sí, Hyku, eso espero, que no me gusta nada madrugar. Besos de aire fresco...