lunes, 31 de agosto de 2009

Cuando no estás




El silencio, infinito.
Los abrazos, vetados.
Dormidos los goces.

Los días, eternos.
Los vuelos, coartados.
Mudas las voces.

La cama, inmensa.
Los susurros, callados.
Vacías las noches.

...

domingo, 30 de agosto de 2009

Me llamo río



"Lo que me gusta más del río es...
que nunca es igual que ayer..."

Porque hoy el río es el paisaje que acompaña en las postales a nuestras catedrales. El paisaje que descubrimos desde miradores y paseamos por veredas. El sonido que nos alcanza mientras tomamos una cerveza en el chiringuito instalado a sus pies.

Y ayer el río era el lugar donde algunos aprendimos a nadar. Donde unos desarrollaron el arte de la paciencia infinita con una caña de pescar en la mano. Donde, a falta de playas de mar, acudíamos a las playas de río... con las mantas para tumbarse, las sillas y mesas de camping y aquellas cestas y neveras repletas de viandas y bebidas frescas. Donde unos jugaban a la pelota y otros estrenaban los "manguitos". Era aquel río que tan bien describía Sánchez Ferlosio en "El Jarama".

Y aún más.. anteayer el río era el lugar donde nuestras madres y abuelas acudían a lavar la ropa. Y bajaban la cuesta con los cestos repletos de pañales de tela y gasas, de vestidos y pañoletas negros y sábanas y toallas blancas. O donde nuestros abuelos y padres iban a cangrejos, antes de que ésto estuviera tan restringido.

Los ríos, que han inspirado canciones modernas como En el río de Amaral o Río abajo de Jorge Drexler, valses como el Danubio Azul... o canciones míticas como Moon River, en sus múltiples versiones pero destacando, sin duda... ésta...

Los ríos que han dado nombre a películas (Río Salvaje, Río Bravo, El puente sobre el río Kwai, Mystic River, El río de la vida de Redford...) y que ha inspirado escenas de tantas y tantas otras...

Los ríos que aprendíamos de carrerilla en el colegio y cuyos recorridos sabíamos dibujar en mapas en blanco o con plantillas de plástico que comprábamos en las librerías...

Los ríos que son míticos e incluso sagrados, como el  Amazonas, el Ganges, el Tigris y el Eúfrates, el Nilo... 

Ríos que han observado, a veces pasivos, a veces beligerantes, batallas y derrotas sangrientas... como la batalla del Nilo, la del Ebro... o la del lejano Eurymedon, donde Anibal fue vencido.

Los ríos que son estrangulados, transfundidas sus sangres, canalizados y obligados a inundar pueblos, dejando asomar tan sólo la campana de alguna iglesia. Los ríos que se rebelan, que recuperan la memoria de sus cauces e inundan vidas provocando desastres, que algunos se atreven a denominar "naturales".

Los ríos que siempre nos han dado vida, que se han dejado abrazar por asentamientos y civilizaciones y que han abrazado pueblos con sus grandezas y con sus miserias.

Los ríos que hoy nos miran, sucios y muertos, reducidos sus cauces, urbanizadas sus orillas con fábricas y desagües... y nos piden que recordemos aquellos tiempos en que eran arterias, en que eran y daban vida, en que sus orillas eran el sitio donde los niños iban a jugar.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
"Me llamo río" es un documental del programa  sobre medio ambiente "Escarabajo Verde". Muy Interesante. Podéis verlo aquí.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Os dejo, para finalizar una sugerencia musical de Ana. Gracias!
Sugerencia que aprovecho para dedicársela a Molinos.

sábado, 29 de agosto de 2009

Frivolidades: Zapatos

Me encantan los zapatos. Podría decir que soy adicta a ellos.  No soy Imelda Marcos (1060 pares de zapatos tenía la moza), pero teniendo en cuenta que no dispongo del salario de un dirigente de Estado, no me quejo de mis más de 50 pares...

Me gustan los zapatos de todo tipo: sandalias, mocasines, botas, zapatos de salón, chanclas, botines... pero lo que más abunda en mi zapatero y con lo que más cómoda me siento es, por encima de cualquier tipo, con los zapatos de salón y las sandalias, ambos de tacones imposibles.

Los tacones son para mí fundamentales, producen en mi una atracción irrefrenable cuando los veo en un escaparate. Comencé a usarlos simplemente para ser más alta, pero en la actualidad los uso primero porque me gustan, segundo porque me siento más segura sobre un tacón que cuando voy con un zapato bajo (las teorías freudiana podrían decir bastante sobre los verdaderos motivos de ésto) y tercero, y aunque parezca increíble, porque me siento más cómoda con un tacón que con unos zapatos bajos.

Caminar sobre un tacón no es fácil. En ocasiones me he encontrado chicas subidas a tacones, que parecen auténticos "patos mareados". Dan ganas de decirle: "Por favor, bájate de ahí, te vas a matar". Pero no hay nada más hipnotizante que una mujer que sabe caminar de manera elegante con una falda bonita y unos zapatos de tacón.


En fin, puede parecer una locura o una auténtica gilipollez, pero me apasionan los zapatos. Y todos mis allegados lo saben, hasta el punto de que quien me quiere y me conoce bien, sabe que los mejores regalos que se me pueden hacer son un buen libro o unos maravillosos zapatos.

Los zapatos son, a mi entender, el complemento más definitorio del estilo de una persona e incluso, de su forma de ser. Mira a una mujer a sus zapatos y sabrás realmente cómo es. Yo es algo en lo que me suelo fijar cuando conozco a alguien y la verdad es que suelen ofrecerme una impresión que no suele ser errónea.  Y no sólo lo creo yo, existen amplios estudios y encuestas sobre este tema (con los que, como en todo, podemos estar más o menos de acuerdo).

Para empezar, el color es importante. Un zapato negro denota sobriedad y seriedad. Es el tipo de zapato que una se pone para hacer una entrevista de trabajo o cuando quiere ir elegante. Por el contrario, la mujer que se atreve con colores llamativos o intensos está diciendole a la monotonía que salga de su vida. Los tonos pastel hablan de romanticismo, de mujeres soñadoras e idealistas. El blanco en los zapatos es claramente definitorio, debe saber combinarse de manera adecuada y representa seguridad e ideas claras (sobre todo porque hay que estar muy, muy segura para calzarse un zapatito blanco). Otro color explosivo es el dorado; cuidadito con una mujer que se suba a unos zapatos dorados, porque probablemente sea un auténtico terremoto, una tía que va a por todas, le gusta el riesgo y le da igual lo que piensen de ella. Ocurre algo muy similar con los estampados de leopardo o de serpiente. Otro color de órdago es el rojo. Una mujer in red es una mujer de carácter, guerrera. El rojo infunde respeto o incluso cierto temor.

El tipo de zapato también puede hablar de cómo eres. Así, unas punteras puntiagudas definirían a una mujer a la que le gusta aparentar, que no le importa sufrir con tal de meterse en ese zapato e ir impresionante; mientras que unas puntas redondeadas hablan de comodidad e incluso tienen un punto de infantilidad. Las botas altas pueden ser ambiguas, depende de con qué las calces, pero una mujer que se enfunda una bota alta con un tacón finísimo, como si se tratara de un guante, sólo puede buscar dos cosas: aparentar extrema seriedad o sentirse increíblemente sexy. Las sandalias con talones al aire muestran una mujer sensual, a la que le gusta mostrar su lado femenino. Las bailarinas, los mocasines o en general cualquier zapato sin tacón definen una mujer a la que le gusta la comodidad y que no se sacrifica por estar a la moda.

Un zapato bonito, bien combinado con la ropa, puede decir mucho de una. Puede ser una absoluta frivolidad. O quizás tenga más importancia de la que creemos. Que se lo digan a Cenicienta... ¿os imagináis al Príncipe recorriendo el reino con un mocasín?

Esta soy yo... según mis zapatos

jueves, 27 de agosto de 2009

Infinito



Hoy me falta mi momento
y me sobra la distancia.

Echarte de menos.
Faltarme de más.
Besarte de menos.
Perderme de más.

Hoy me falta mi frase
y me sobran kilómetros.

Multiplicado el silencio.
Dividido el corazón.
Al cuadrado el deseo.
Restando una canción.

Hoy me falta una sonrisa.
y me sobra tu ausencia.

martes, 25 de agosto de 2009

El secreto de Aristóteles



Todo el mundo andaba buscándole.
Y cuando digo todo el mundo, digo todo el mundo.
Había encontrado el cuarto libro de Aristóteles, el que hablaba de la risa, el libro más buscado en la historia de la Humanidad.
Lo encontró de casualidad, y lo escondió en una isla.
Nadie pudo arrancarle nunca el secreto.
Le habían ofrecido de todo: riquezas, honores, sabiduría.

Nunca descubrió su secreto a nadie, hasta que un día ocurrió un suceso extraordinario...

Tomaba un café con un amigo en una terraza de la ciudad.
Éste esperaba a una compañera de trabajo.

El mundo se paró.
En ese preciso instante en que ella llegó.
En ese momento en que sus miradas se cruzaron.
El mundo se paró.

Hermosa como un atardecer.
Embriagadora como las olas del mar.

Él sonrió.
Ella bajó la mirada.

Pasaron una agradable tarde de charla.
Él trataba de hacerla reír.
Ella no reía nunca.

Se le anocheció el alma.
Aquella mirada que no reía le estaba volviendo loco.

Se vieron otras veces.
Se encontraron en múltiples situaciones.
Nunca la vio ni tan siquiera esbozar una sonrisa.

....

Y entonces se dio cuenta.
Tenía que desenterrar su tesoro.
Tal vez en el libro de Aristóteles encontraría la forma de hacer reír a la chica.
Removió Roma con Santiago.
Tiró su escasa fortuna por la borda y se fue a la isla donde había escondido el libro.

...

Al llegar a la posición secreta, al llegar a la longitud y la latitud exacta, se encontró con una sorpresa...

La tierra estaba removida allí donde había guardado el cofre con su libro...
Cavó con sus propias manos hasta encontrar la cajita de acero.
La cerradura estaba forzada. La caja estaba abierta.

....

En su interior una foto de ella.
Sonriendo.
El corazón se le escapó por la boca al verla.
Sus manos, temblorosas, cogieron la nota que ella había dejado y que decía....

"Soy una ladrona.
Te tendí una trampa.
Te robé el cuarto libro de Aristóteles, el que trata de la risa, ése que han buscado tantas generaciones de hombres. El texto que todo el mundo quería tener, pues se supone que contenía las bases de la felicidad absoluta.”



Pero resulta que el libro no contiene ni textos, ni dibujos.
Tan sólo hay una dedicatoria extraña en la primera página.

"Entierro este libro aquí, hoy 12 de marzo del 2.000, para llenarlo con las historias que viviré con la mujer más maravillosa del mundo, aquella que deje que le enseñe a sonreír".

Y después, tan sólo, una firma.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

"El secreto de Aristóteles", escrito "a pachas" con Driver, con nocturnidad y alevosía. Aunque la culpa, la idea y la genialidad es toda suya!!!

lunes, 24 de agosto de 2009

Tengo un secreto

Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo
 (Lucio Anneo Séneca )

Todos tenemos secretos propios. Algunos pueden ser más controvertidos, otros son verdaderas nimiedades... Cosas que hemos hecho o que nos han sucedido y de las que nos avergonzamos o nos dan pudor, cosas que si se supieran harían daño a alguna persona, o cosas muy muy buenas, pero que de momento no podemos hacer públicas: cosas, en definitiva que, por prudencia o por vergüenza, simplemente, preferimos no compartir con otros.

También guardamos secretos de otras personas. Situaciones o experiencias  que ellos mismos nos han contado, confiando en nuestro silencio. Cosas que les pertenecen, que son parte de su más íntima existencia.

No hablo aquí de los secretos sobre terceros, que más bien entrarían en la esfera del rumor y el cotilleo, porque normalmente cuando una información pasa del segundo eslabón, se vicia, se distorsiona y acaba deformada como en el juego del "teléfono escacharrado". Estos secretos los dejo para otro post, que podría titularse: "¡Tía, no sabes de lo que me he enterao!"

Los secretos pesan como losas y queman como el fuego. A veces tenemos casi que mordernos la lengua para no dejar que se nos escape entre los labios. Es curiosa la necesidad que a veces sentimos de compartir un secreto con alguien. Muchas veces lo hacemos porque precisamos de manera inconsciente quitarnos un peso de encima (de ahí lo de la losa), pero otras veces lo que nos ocurre es que necesitamos imperiosamente compartir algo muy importante para nosotros, hacer partícipe a otro de nuestra felicidad.

Y es tan fuerte esa necesidad, que incluso existen páginas en internet donde puedes compartir tus secretos de manera anónima. ¿Que no os lo creéis? Mirad aquí.

Se crea un vínculo especial con aquél con quien compartes un secreto. Cuando surge alguna conversación relacionada con ese tema, se cruzan las miradas, se esboza una sonrisa especial, entra en juego la complicidad. 

Pero hay que saber elegir bien con quién se comparten los secretos. Dice la sabiduría popular que "El secreto mejor guardado es el nunca revelado". Y es cierto. Si no podemos guardarlo nosotros mismos, ¿cómo podemos esperar que otro lo haga? En ocasiones contamos algo muy íntimo sobre nosotros mismos o sobre otros a una persona que es de nuestra absoluta confianza. No nos cabe la menor duda sobre esta persona. Pero, salvo honrosas excepciones, esa persona tiene, a su vez, otra persona de confianza en la que deposita el secreto, y ésta tiene a otra... Cuando uno quiere darse cuenta, el silencioso secreto, dado a conocer entre susurros, en un rincón de una cafetería, se ha convertido en un secreto a voces.

Ser depositario de un secreto tampoco es siempre fácil. Viene tu "más mejor amiga" y te cuenta, sin tapujos, EL SECRETO. En un primer momento te sientes super importante, porque te ha elegido a tí para contarte ESO. Pero luego... comienzas a notar el peso del secreto sobre tus hombros. Te estás tomando un café con tu "otra más mejor amiga" o con tu pareja y empiezas a notar un cosquilleo en la lengua, los labios comienzan a moverse prácticamente solos... Piensas que la una o el otro no tienen relación con la primera... Que confías ciegamente en aquélla o aquél... Y puede que caigas en una de las mayores y más humanas tentaciones: la de revelar un secreto. O quizás no... Todo depende del secreto, de la situación, la conversación, las circunstancias y las personas.

Y no lo haces con mala intención, no buscas hacer daño a esa persona, simplemente no puedes evitar decir, en voz baja, casi susurrando: "¡Tengo un secreto!"
 

sábado, 22 de agosto de 2009

Noches de boda



Virginia:
Que cada una de tus noches sea noche de boda...
Que todas tus lunas sean lunas de miel...
!Enhorabuena moza!

jueves, 20 de agosto de 2009

Despedidas de soltera

No me gustan las despedidas de soltera. Aunque al final siempre me lo paso bien porque te ríes mucho, no me gustan como concepto.

Me da vergüenza (propia y ajena) la idea - y más el hecho- de un grupo de jovenzuelas, y no tan jovenzuelas (sí, sí, hasta a la suegra me he encontrado yo en alguna despedida, tú me dirás), medio uniformadas en colorido, con el típico kit de despedida de soltera: una banda tipo miss al pecho que reza "Amigas cachondas" o "Amigas diabólicas" y complementada con una diadema con cuernos satánicos o un rabito tipo conejita de playboy.

Y esa novia a la que se disfraza de manera infame de princesita, de troglodita, de enfermera cachonda... de lo que sea, pero siempre adornada con algún pene en alguna de sus diversas modalidades (chupete, colgante, cuernos, mandil...) y otra banda (a juego con la de sus "amigas") que dirá algo así como "Miss Potorro de oro".

Y qué me decís de esa pega de carteles con el nombre de la novia y la fecha de enlace junto a frases tan espeluznantes como "A partir del 22 sólo fulanito echará leche en mi café" (totalmente verídico, la fotografía da fe).

O encontrarte por la calle con gente que te mira de arriba a abajo y te dice: "¿Qué estáis, de despedida?". Y te dan ganas de contestarle... "No, venimos de misa, ¿no se nota?"

¿No es para morirse de vergüenza?


Y esa tarta... esa tarta...


Y más que la tarta, las conversaciones sobre ella, que son unas risas, sí. Pero es lo de siempre... "Novia!!! Hazte una foto abriendo la boca junto a la tarta, como si te la estuvieras comiendo!!!" Y la novia primero dice que no, pero al final... pues eso, traga.

Y después de la tarta... ¿Qué viene después de la tarta? Pues depende de la novia y de la despedida. Yo he visto un poco de todo con este tema, me explayo en él...

En mi propia despedida, que fue la más sosa del mundo por voluntad propia, nada de pollitas ni de boys. Amenacé a mis amigas y hermanas para evitar por todos los medios que apareciera en aquella cena un tipo a mostrarme y restregarme sus musculitos. Y no es que no me molara la idea, tampoco soy tan rancia, pero es que en Salamanca no hay gran variedad de boys (casi casi los conocemos a todos) y unos meses antes habíamos contratado uno para la despedida de una amiga, a la que sí le iba el tema, y a poco nos mata. Cuando vimos entrar en el bar donde cenábamos a aquel muchacho, escuálido, feo, pequeñín, sudoroso... de nombre Kevin, vestido de policía... casi nos morimos... y encima habíamos contratado un streeptease integral, no os cuento más. La novia estuvo días casi sin hablarnos, por poco nos retira la invitación a la boda.

El caso es que a mí aquel tipo me quitó las ganas de boy y mis amigas (como buenas amigas que son) y hermanas decidieron hacerme caso. Una vez en el restaurante se rebelaron y estuvieron llamando a tíos que se anunciaban en el periódico. Pero desistieron después del segundo que les dijo: "Streeptease no, sólo follar". En ese momento yo dije: "Bueno, pues nada, que venga, que venga. Si tantas ganas tenéis de ver carnaza...". Era broma pero la mirada que me lanzó mi cuñada (hermana de mi futuro) me heló la sangre en las venas...

La última despedida a la que asistí fue aliñada con todos estos ingredientes (orejitas, novia disfrazada de hada con su varita mágica y todo, lacitos, vamos, un poco pijolandia), aunque la verdad es que no me resultó del todo desagradable porque acudimos a un restaurante que se llama "El Tormento", con cena y espectáculo de drag-queens y algunos mozalbetes bailando.

Las drags me parecieron super divertidas, tan políticamente incorrectas, tan transgresoras, tan alucinantemente maquilladas, con nombres tan divertidos como Chichi Crawford o Tormento Cruz y tan sumamente hábiles sobre esos tacones y plataformas.

Los muchachitos estaban mü güenos y se movían de manera absolutamente deliciosa. La verdad es que fue un espectáculo bastante cuidado y divertido.




Lo cual no restó ni ápice de vergüenza (propia y ajena) cuando miraba a mi alrededor y veía a más de cien mujeres chillando como locas al compás de los meneos caderiles de los muchachos. Yo entre ellas. Para qué vamos a negarlo. Que una es vergonzosa, pero de carne y hueso.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Escribir de oficio

Un buen día una editorial de libros de texto, tras estudiar tu curriculum y entrevistarte un par de veces por teléfono, decide que eres una experta en determinada materia sobre la que ellos quieren editar un manual.

Y tú, henchida de orgullo y satisfacción, aceptas escribir ese manual. ¿Escribir? ¿Sobre un tema que conozco? ¿Y encima me pagan? Pues claro... ¿dónde hay que firmar?

Hay que firmar en un contrato... con un montón de letra, mucha de ella, chiquitita... Algunas cláusulas, digamos... pelín abusivas. ¿Que lo que escriba no podré utilizarlo en otro libro en 10 años? Bueno... no creo que vuelva a escribir sobre el tema. ¿Qué pagáis XXX euros por 200 páginas y que no pagáis ni un céntimo hasta que no esté finalizada la obra? Bueno... voy a hacerlo en mis ratos libres, es un extra no un salario. ¿Qué tengo que cumplir plazos casi casi inhumanos para entregar y corregir el material? Bueno... no creo que tenga problemas con eso, las noches son largas e incluso mi trabajo me ofrece algo de tiempo para escribir.

En fin. Autora firma. Editor firma. Ya está. ¡Voy a escribir un libro! Bueno, mi nombre no aparecerá en la portada... sólo en el interior del libro. ¡Pero será mi libro!

Me mandan el temario. Muy, muy cerrado porque lo marca un real decreto. Poco deja a la imaginación... es un libro de texto. Mejor, pienso, así no me volveré loca teniendo que inventar.

Me mandan el cronograma de entregas. Una unidad entera cada dos semanas. No está mal, ¿no? Son unas 25 páginas por unidad, no llega a dos páginas al día...

Me mandan la guía de autor. Donde me indican a qué tamaño, qué tipo de letra, qué espaciado... debo utilizar para escribir. Y cómo se realizarán las correcciones a las unidades; en qué color debo corregir yo, en qué color corregirán los pedagogos...

Pues bien. Está todo claro. Manos a la obra.

Preparo cada unidad en un documento, escribiendo el índice y los epígrafes sobre los que he de escribir. Para hacerme una idea de conjunto. Saber dónde ubicar cada cosa y buscar material para determinados epígrafes cuyo contenido no domino y, en ocasiones, desconozco por completo (aunque sea una experta en la materia).

Bien. Fase de documentación. Una semana buscando libros físicos y digitales. Apuntes. Revistas. Artículos. Esto para la unidad 1, ésto irá bien en el epígrafe 4 de la unidad 3. Se me amontonan los papeles.

Sigamos... Toca ponerse a escribir. Tras la semana de documentación, ahora sólo tengo una semana para la primera unidad.

Y de repente me encuentro sentada frente al ordenador, con una página casi casi en blanco frente a mí. Sí, hay un epígrafe que me da pautas. Pero... ¿por dónde empiezo? ¿Cómo lo enfoco? De repente me doy cuenta de que en unos meses habrá un montón de estudiantes de FP sentados en una clase con mi libro (aunque no ponga mi nombre en la portada) delante, subrayando sus palabras con rotuladores fluorescentes o dibujando florecitas en los márgenes... distraídos. Ya está, ya me entró el agobio. ¿Qué hago yo escribiendo un libro de texto?

Finalmente comienzo. Una idea, otra... Un pequeño cuadro explicativo. Un diagrama de flujo. Un dibujo. Más texto... Ésto lo he extraído de tal libro... añado un autor a la bibliografía. Y sigo, y sigo, y sigo... 24 páginas.

Enviar. Esperar.Cometo el error de no seguir escribiendo el segundo tema mientras espero la corrección del primero. La corrección tarda y se me echa encima el plazo de esa segunda unidad. Finalmente me pongo a escribir, con el miedo de que el estilo no sea el que buscan, y me toque reescribir ambas unidades.

Y llega la corrección. Está casi todo en verde!!! Y eso es malo, muy malo... Porque lo que está en verde quiere decir que debe ser corregido.

Verde me pongo yo. Que si ésto no es una idea original, que si ésto ha sido extraído de esta web ("se adjunta captura de pantalla") - mecagüengoogleyotrosbuscadoresdetexto-, que si ésto debes expresarlo de otra manera, que son estudiantes de FP y no universitarios... Verde y deprimida, así me siento tras esa primera corrección. Menos mal que M. - mi técnica de contenidos- me anima, me dice que es normal cuando se escribe un libro de este tipo por primera vez, que no me preocupe y que tengo 3 días (¿3 días? ¿ se ha vuelto loca?) para rehacer el capítulo entero y, además, enviar la unidad 2.

En esos momentos me arrepiento enormemente de haber aceptado este encargo. ¿Pero qué necesidad tenía yo de meterme en este berenjenal? Que una cosa es llevar cinco años trabajando en este sector y otra muy diferente plasmar en un libro mis supuestos conocimientos...

En fin, contrato obliga. Así que no queda otra.

Corrijo. Leo mucho. Me documento. Me especializo en el arte de la paráfrasis (porque chico, no se pueden llenar 200 hojas con ideas absolutamente originales. Es imposible. Alguien ya lo pensó antes que yo). Referencio adecuadamente para evitar la temida palabra (plagio).

Escribir por obligación es una mierda, pienso. Escribir de oficio es muy, muy sacrificado. Muy cansado.

Por fin el contenido ya está finalizado (después de 5 meses). Pero no el libro. Queda corregir la última unidad. Luego me mandarán la maqueta final, que deberé revisar y realizar las últimas correcciones. Y finalmente tendré 7 días para corregir las galeradas (el texto impreso).

Todavía queda. No veo la hora de ver la impresión final. Aunque no lleve mi nombre en la portada.

domingo, 16 de agosto de 2009

El consuelo (Anna Gavalda)





Colección: Biblioteca Formentor Genero: Novela 558 págs. ISBN: 978-84-322-2832

"Charles Balanda tiene 46 años. Hombre de familia y arquitecto de éxito, pasa las horas entre aviones y aeropuertos. Pero un día recibe la noticia de la muerte de Anouk, una mujer a la que amó durante su infancia y adolescencia, y los cimientos sobre los que había construido su vida empiezan a resquebrajarse. Será el recuerdo de Anouk, una persona tremendamente especial que no supo ni pudo vivir como el resto del mundo, lo que le impulsará a dar un giro radical y cambiar su destino. Desbordante y llena de humor, la esperada nueva novela de Anna Gavalda es, en esencia, una gran historia de amor. Pero aquí el amor no es sólo la atracción entre dos personas, sino una gran respuesta a la pregunta de si la vida merece la pena. El consuelo es un himno a la esperanza y a las segundas oportunidades. De nuevo, la autora que ha seducido a diez millones de lectores alrededor del mundo crea un milagro de equilibrio entre la tristeza y la alegría."

Eso es lo que dice la contraportada de "El Consuelo" de Anna Gavalda. Pero para mí es el libro que comencé a leer a ratitos en un avión. Que me resultaba entretenido pero no llegaba a engancharme. El libro que, anoche cuando llegué a casa a las dos y media de la mañana después de celebrar una despedida de soltera, me esperaba silencioso en la mesilla. Me gusta (necesito en ocasiones) leer un ratito antes de dormir, no importa la hora que sea. Ayer eran las dos y media y pensé leer un par de páginas mientras fumaba el último cigarrillo del día.


Pensé, mientras rescataba el libro de la mesilla, que tendría que apurar un poco la lectura... he de devolverlo el martes a la biblioteca. Y Charles me estaba aburriendo un poco, con su vida desequilibrada, con su hija que no era su hija y su mujer que ya no era "la mujer". Con sus aviones, con sus edificios, con su preocupación por dejar de fumar y por su alopecia, y su enfermiza obsesión por Anouk...


Comencé a leer con mi eterno cigarrillo en la mano. Sé que no debería fumar en la cama, pero no puedo evitarlo. Leer y fumar van unidos... Y me gusta leer en la cama. Página 253 de 558. Leo con interés algunos párrafos, otros los sobrevuelo con la mirada... Vamos, Charles, anímate, haz algo que me sorprenda...


Y, de repente, de pronto... llega la tercera parte del libro. Y con ella llega Kate. Kate... con 36 años que parecen 25. Kate con sus niños, con su granja, con sus flores, con su vida redefinida, con sus sueños e ilusiones, con su vestido de arabescos que mostraba sus rodillas y que, al agacharse, dejaba al descubierto el borde de un sujetador rosa . Kate que volaba, Kate que soñaba, Kate que, por fin, despertó a Charles...


Kate... que me ha tenido despierta hasta las 5 de la mañana. A la razón de 120 pag/hora, casi casi superando el límite de velocidad. Kate que consiguió hacerme sonreir y llorar al mismo tiempo.

Kate, que a las cinco de la mañana, me hizo pensar: "Gracias por hacerme tan feliz".

sábado, 15 de agosto de 2009

Paraísos lejanos: Playa del Carmen (II)

Visitando algunas ruinas mayas (Tulum)




Un poquito de buceo...





Aceptando algunos retos...



Observando personajes curiosos....



Compras y más compras...







Ataques piratas...
Snorkeling en Xel-Há y en Isla Mujeres...







En fin... descansando y disfrutando del Caribe mexicano

Paraísos lejanos: Playa del Carmen (I)


Resumen en imágenes y pocas palabras de
9 días en Playa del Carmen, México...
(Agosto 2009)



Salimos de Madrid con casi una hora de retraso... Son 10 horas de viaje por delante. Pero la ilusión y las ganas hacen el viaje bastante llevadero. Un poco de lectura, una película y un sueñecito nos acompañan en este viaje al pasado... en México son 7 horas menos. Salimos de Madrid a las 15.00 horas y llegamos a Cancún a las 18:00 horas, ya casi anocheciendo.


Las pulseritas rojas que dan acceso al paraíso....
Comida, bebida, playa y fiesta ilimitadas en concepto "todo incluido".


Aquí un ejemplo del "todo incluido". Ésto es lo que nos encontramos en el baño de nuestra habitación. Ron, tequila, ginebra y whisky gratuitos...





Artesanía mexicana... hasta en los baños.










Nuestra playa de día...






Y nuestra playa de noche...


domingo, 9 de agosto de 2009

A que sí hay... para Suso


Suso... no me retes nunca más a nada...

Ahí van los mariachis. No me cantan un bolero, porque sólo pillé a estos dos en medio de la calle y andaban con prisas...

Y, por supuesto, no les dí ni un peso!!! (Entre charros nos entendemos sin propinas, jejeje)

viernes, 7 de agosto de 2009

Guiños

Pese a los sabios consejos (o más bien debido a ellos, por llevar la contraria) de algún buen amigo, no pude evitar sacarme la foto con el típico sombrero...



Saludos y besos desde el otro lado del charco!

martes, 4 de agosto de 2009

De vacaciones...

Nos vemos a la vuelta!!!

lunes, 3 de agosto de 2009

La suerte



Y cómo dice la canción… tengo una deuda con la suerte.

La suerte, que te puso en mi camino,
o quizás a mí en el tuyo, quién sabe.

La suerte, que me entrega tu cuerpo y tus caricias,
que me empuja a perderme entre tus besos,
que me envuelve en las canciones que me cantas,
que me regala tus síes, tus noes, tus silencios.

La suerte, que nos mantiene en este vuelo,
que convierte arena en etéreos castillos,
que transforma ilusiones en realidades
y la realidad en inmersiones en abismos.

La suerte, que nos ata a este presente,
que nos regala momentos y se inventa principios,
que no sabe de finales, que no conoce límites,
que nos desequilibra y nos mantiene en equilibrio.

La suerte, que te puso en mi camino,
O quizás a mí en el tuyo, quién lo sabe.
(Otro día ñoño... será la proximidad de las vacaciones...)

sábado, 1 de agosto de 2009

Smile





Para aquellos que son capaces de arrancarnos una sonrisa
Para aquellos que nos hacen volar con el sonido de sus risas

Porque sonreir no cuesta nada.
Y sin embargo, nos aporta tanto...

Smile!!!