martes, 26 de mayo de 2009

AQUÍ NO SE VIENE A HACER AMIGOS

Miré hacia atrás por última vez antes de salir y vi cómo bajaba los ojos. Pensé que al fin y al cabo, le daría algo de pena mi marcha.

Habían sido meses difíciles, de desencuentros, de broncas e incluso de lágrimas… pero siempre estuvo ahí, escuchando en silencio, brindándome apoyo y compañía. No su amistad (“aquí no se viene a hacer amigos”, decía siempre) pero sí su compañía.

Hasta que ya al final de los tiempos noté que tomaba cierta distancia connmigo, hubo situaciones y malentendidos que nunca quedaron aclarados. No me creía, se notaba en su mirada e incluso en la posición de su cuerpo. Ya no se reía… sólo escuchaba. Escuchaba mucho.

Escuchaba tanto, tanto… que cuando me enteré de quién lo había contado todo, no me sorprendió. Tan sólo pensé en lo ingenua que, de nuevo, había sido yo.

“Aquí no se viene a hacer amigos”… qué razón tenías…

Pero tampoco hacía falta apuñalar a nadie

4 comentarios:

Suso dijo...

¡Dura entrada!

Yo intento hacer amigos-la palabra no es "amistad", pero ya me entiendo- allá donde trabajo.

Te puede salir bien o mal ( la mayoría de las veces bien ).

Lo de aquí no hemos venido a ser amigos suena a frase de película:el hijoputa de la peli. Que siempre acaba mal

María dijo...

Al fin y al cabo en el curro es donde casi (o a veces sin el casi) pasas más horas del día. Lo normal es que surja alguna "amistad" - yo también te entiendo- e incluso alguna Amistad.

Y he de decir que, afortunadamente, la mayoría de las veces, me ha ido bien.

Modestino dijo...

Yo creo que hacer amigos siempre compensa, en todas partes. Lo que pasa es que en el trabajo la gente no siempre ofrece su verdadera imagen: puede parecer que te quiere un montón y es pura fachada y te puede tener respeto y afecto y parecer que no siente nada; y no te digo si ocupas cargo de responsabilidad.

ana dijo...

Los amigos nos salen al camino... cuando menos lo esperamos. Es verdad... a algunos lugares no se va para hacer amigos. Pero la vida, sorprendente, los coloca donde menos lo esperabas. Las puñaladas traperas también.

No te cierres nunca. Tampoco te engañes. Las cosas son como han salido. Y punto.

Borrón y a intentar una cuenta nueva.

La amistad es un reconocimiento, y nos puede asaltar cuando menos lo esperamos. En el espacio más sorprendente puede ocurrir; reconocimiento de espejos. La mirada.

También la envidia, el odio, la puñalada trapera...

... mucho ánimo!
(aunque llegue un poco tarde)
;))