lunes, 24 de agosto de 2009

Tengo un secreto

Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo
 (Lucio Anneo Séneca )

Todos tenemos secretos propios. Algunos pueden ser más controvertidos, otros son verdaderas nimiedades... Cosas que hemos hecho o que nos han sucedido y de las que nos avergonzamos o nos dan pudor, cosas que si se supieran harían daño a alguna persona, o cosas muy muy buenas, pero que de momento no podemos hacer públicas: cosas, en definitiva que, por prudencia o por vergüenza, simplemente, preferimos no compartir con otros.

También guardamos secretos de otras personas. Situaciones o experiencias  que ellos mismos nos han contado, confiando en nuestro silencio. Cosas que les pertenecen, que son parte de su más íntima existencia.

No hablo aquí de los secretos sobre terceros, que más bien entrarían en la esfera del rumor y el cotilleo, porque normalmente cuando una información pasa del segundo eslabón, se vicia, se distorsiona y acaba deformada como en el juego del "teléfono escacharrado". Estos secretos los dejo para otro post, que podría titularse: "¡Tía, no sabes de lo que me he enterao!"

Los secretos pesan como losas y queman como el fuego. A veces tenemos casi que mordernos la lengua para no dejar que se nos escape entre los labios. Es curiosa la necesidad que a veces sentimos de compartir un secreto con alguien. Muchas veces lo hacemos porque precisamos de manera inconsciente quitarnos un peso de encima (de ahí lo de la losa), pero otras veces lo que nos ocurre es que necesitamos imperiosamente compartir algo muy importante para nosotros, hacer partícipe a otro de nuestra felicidad.

Y es tan fuerte esa necesidad, que incluso existen páginas en internet donde puedes compartir tus secretos de manera anónima. ¿Que no os lo creéis? Mirad aquí.

Se crea un vínculo especial con aquél con quien compartes un secreto. Cuando surge alguna conversación relacionada con ese tema, se cruzan las miradas, se esboza una sonrisa especial, entra en juego la complicidad. 

Pero hay que saber elegir bien con quién se comparten los secretos. Dice la sabiduría popular que "El secreto mejor guardado es el nunca revelado". Y es cierto. Si no podemos guardarlo nosotros mismos, ¿cómo podemos esperar que otro lo haga? En ocasiones contamos algo muy íntimo sobre nosotros mismos o sobre otros a una persona que es de nuestra absoluta confianza. No nos cabe la menor duda sobre esta persona. Pero, salvo honrosas excepciones, esa persona tiene, a su vez, otra persona de confianza en la que deposita el secreto, y ésta tiene a otra... Cuando uno quiere darse cuenta, el silencioso secreto, dado a conocer entre susurros, en un rincón de una cafetería, se ha convertido en un secreto a voces.

Ser depositario de un secreto tampoco es siempre fácil. Viene tu "más mejor amiga" y te cuenta, sin tapujos, EL SECRETO. En un primer momento te sientes super importante, porque te ha elegido a tí para contarte ESO. Pero luego... comienzas a notar el peso del secreto sobre tus hombros. Te estás tomando un café con tu "otra más mejor amiga" o con tu pareja y empiezas a notar un cosquilleo en la lengua, los labios comienzan a moverse prácticamente solos... Piensas que la una o el otro no tienen relación con la primera... Que confías ciegamente en aquélla o aquél... Y puede que caigas en una de las mayores y más humanas tentaciones: la de revelar un secreto. O quizás no... Todo depende del secreto, de la situación, la conversación, las circunstancias y las personas.

Y no lo haces con mala intención, no buscas hacer daño a esa persona, simplemente no puedes evitar decir, en voz baja, casi susurrando: "¡Tengo un secreto!"
 

26 comentarios:

Driver dijo...

"...tenía un secreto, ferozmente guardado en su alma. Nunca pensó contarlo; pero el amanecer estaba tan próximo y la batalla tan cercana, que cogió al sargento por la solapa y lo arrinconó contra el parapeto.
-Señor he de contarle un secreto.
-Sea breve, hijo.
-Hace una semana maté a un hombre, y mi conciencia no puede soportarlo.
-Bien, ya te he escuchado, ahora vuelve a tu posición.

Amanecía en Flandes, y en Waterloo, y en Mesopotamia, y en Jerusalen.
En todo el mundo amanecía a la vez.
Aquel maldito sol de la guerra, se había vuelto loco, nos había vuelto locos.

María dijo...

Eso es, Driver... quitarse el peso de encima. El Sargento lo entendió a la perfección.

Driver dijo...

Más, me ha gustado.
"...el pecho le abrasada intensamente. Tenía el tórax lleno de luciénagas encendidas.
Corrió hacia el acantilado a toda velocidad, con rabia y decisión. Estaba dispuesto a saltar.
Cuando llegó al borde del precipicio, tenía el torso ardiendo, las mejillas incandescentes, los ojos abrasados. Era un dolor completo.
De rodillas, dando vueltas por el suelo, intentó apagar las llamas.
De pronto lo hizo. Gritó con todas sus fuerzas, hasta hacerse daño en las cuerdas.
- "La amo. La amo. La amo. La amo. La...".
...
El silencio se adueñó del acantilado.
Un hombre exhausto dormía.
Empezó a llover.
Las llamas comenzaron a apagarse.
La Luna velaba su sueño profundo.

María dijo...

... Y en sus sueños apareció ella. Con una vela apagada. La acercó suavemente a los rescoldos y ayudándose con un suave y ligero soplido, la encendió...

... Se alejó, lenta, serenamente. Con su vela encendida.

... Llevándose parte de esas llamas.

...Despertó pensando que, al menos en sus sueños, ella lo sabía.

Driver dijo...

También me ha gustado.
¡Va!, la última.
...
Todo el mundo andaba buscándole.
Y cuando digo todo el mundo, digo todo el mundo.
Había encontrado el cuarto libro de Aristóteles, el que hablaba de la risa, el libro más buscado en la historia de la Humanidad.
Lo encontró de casualidad, y lo escondió en una isla.
Nadie pudo arrancarle nunca el secreto.
Le habían ofrecido de todo: riquezas, honores, sabiduría.
Nunca descubrió su secreto a nadie, hasta que un día ocurrió un suceso extraordinario... (sigue tú)..
S

María dijo...

Tomaba un café con un amigo en una terraza de la ciudad. Éste esperaba a una compañera de trabajo.

El mundo se paró. En ese preciso instante en que ella llegó. En ese momento en que sus miradas se cruzaron.

Hermosa como un atardecer. Embriagadora como las olas del mar.

Él sonrió. Ella bajó la mirada.

Pasaron una agradable tarde de charla. Él trataba de hacerla reir. Ella no reía nunca.

Se le anocheció el alma. Aquella mirada que no reía le estaba volviendo loco.

Se vieron otras veces. Se encontraron en múltiples situaciones. Nunca la vio ni tan siquiera esbozar una sonrisa.

(¿sigues tú?)

Driver dijo...

Y entonces se dio cuenta.
Tenía que desenterrar su tesoro.
Tal vez en el libro de Aristóteles encontraría la forma de hacer reir a la chica.
Removió Roma con Santiago.
Tiró su escasa fortuna por la borda y se fue a la isla donde había escondido el libro.
...
Al llegar a la posición secreta, al llegar a la longitud y la latitud exacta, se encontró con una sorpresa... (¡ándale!)

María dijo...

La tierra estaba removida allí donde había guardado el cofre con su libro...
Cavó con sus propias manos hasta encontrar la cajita de acero.
La cerradura estaba forzada. La caja estaba abierta.

....
En su interior una foto de ella. Sonriendo.
El corazón se le escapó por la boca al verla.
Sus manos, temblorosas, cogieron la nota que ella había dejado y que decía....

....

(Sorpréndeme, Driver)

Driver dijo...

"Soy una ladrona.
Te tendí una trampa.
Te robé el cuarto libro de Aristóteles, el que trata de la risa, ése que han buscado tantas generaciones de hombres. El texto que todo el mundo quería tener, pues se supone que contenía las bases de la felicidad absoluta.
...
Pero resulta que el libro no contiene ni textos, ni dibujos.

Tan sólo hay una dedicatoria extraña en la primera página.

"Entierro este libro aquí, hoy 12 de marzo del 2.000, para llenarlo con las historias que viviré con la mujer más maravillosa del mundo, aquella que deje que le enseña a sonreir".

Y después viene una firma.

Atentamente. Driver.

María dijo...

Genial!!!!!!
Gracias Driver.
Me voy a dormir, buenas noches, con sonrisa incluida.

Driver dijo...

Buenas noches, Rocío.
Yo también me río.

Belén dijo...

Pues a mi no me gusta tener secretos, aunque a veces los tengo que guardar, pero bien mirado, es más sencilla la vida sin nada que ocultar!

Besicos

Modestino dijo...

Que gran panegírico del secreto y que gran diálogo posterior. Feliz día¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Normalmente nunca suelo tener secretos, más bien tengo la habilidad de contar abiertamente todo lo que me pasa, pero... ahora sí tengo uno! que de momento no puedo contar y estoy deseando poder hacerlo!
Besitos

ana dijo...

Rocío, Driver, menudo par de volanderos!!!!

Simplemente genial!!

Atento, Driver... que Rocío me da a mí que puede ser una socia muy buena, pero que muy buena. Sujeto creador de cuentos venideros.

Palabras volanderas.
Horizontes infinitos.
Y un secreto.

Atenta la mente.

Siempre.

Saludos.

Suso dijo...

Si cuentas un secreto tienes que estar preparado para que se difunda. Si no, mejor seguir en silencio

¡Buenos comentarios!

Modestino dijo...

"No confíes tu secreto ni al más íntimo amigo; no podrías pedirle discreción si tú mismo no la has tenido."

Ludwig van Beethoven

Alfonso Carlos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alfonso Carlos dijo...

Mira que estais tontos...todo el mundo sabe que los secretos son un grupo de Pop....Pondre un tema en mi blog.

María dijo...

@Belén... Lo que pasa es que nosotros no elegimos nuestros secretos, ellos nos eligen a nosotros. Y sí, es más fácil vivir sin nada que ocultar, pero también mola tener algo que sólo tuyo, de nadie más.

@Vane... Ya nos contarás, cuando se pueda, cuando se pueda.

@ Alfonso... Acabo de escuchar el tema. Me encanta! Te he contestado en tu blog.

@Ana... Gracias! Este Driver, que me lía...

@Suso... Está claro. Si no quieres que se sepa, no lo cuentes.

@Modestino... Es que a Beethoven no había quien le contara un secreto. Con esa sordera no había manera, había que chillárselo!!!

Anónimo dijo...

Muy poetica la entrada y los comentarios Rocio, pero el enlace que has puesto ¡¡¡¡Joooooooooder!!!!, es una página llena de dementes y perturbados....¿como diste con ella tu que pareces tan fina e intelectual?
Gonzalo

sunsi dijo...

De acuerdo con Gonzalo con el enlace. ¿Esta gente está bien del tiesto? ¿Comieron algo , les sentó mal y no saben vomitar que han de acudir a esa página...?

Bueno, al tema... Menudo dúo. Tan bueno el post como la historia improvisada con Driver. Yo, con franqueza, prefiero que no me cuenten secretos... Suelen pesarme. Pero también es cierto que saber guardarlos, dar tu palabra y encerrarlos es una de las mejores demostraciones de amistad verdadera.

He escuchado la canción de Los Secretosn casa de Alfonso C. Casa muy bien con tu entrada.

Beso, princesa

María dijo...

@ Gonzalo... Pensé que nadie iba a comentar algo al respecto. Pues dí con ella poniendo "secreto" en "google"... Me pareció curiosa como idea, aunque es cierto que los "secretos" son bastante demenciales y sus poseedores unos enfermos. No digo más, que luego pierdo mi imagen fina e intelectual. Jajaja. Seguro que los creadores de la idea no esperaban ese tipo de secretos... Saludos!

María dijo...

@ Sunsi... Pues reitero lo que le he dicho a Gonzalo. Mejor no indagar más en la página... Y sí, los secretos pesan, a veces demasiado. La canción es buenísima, y muy acorde con la entrada, tienes razón. Besos!

molinos dijo...

Yo si tengo secretos, algunos compartidos y otro no. Lo que no hay que decir nunca es " tengo un secreto", porque creas expectativas de misterio que normalmente son dificiles de cubrir.

Y por supuesto nada de falsos secretos para hacerse el misterioso, odio el misterio.

Anónimo dijo...

Es una gran verdad que el secreto mejor guardado es el que no sale de uno mismo.

Yo ya he comprobado que sirvo para guardar un secreto. De hecho si un amigo me confiara una infidelidad, y al final se lo confesara a su pareja yo lo negaría siempre: que quede mal él.

Pero prefiero no tener que digerir más secretos ajenos. El que necesite aliviar su conciencia que use la página tan divertida que enlazas :-D

Salu2