jueves, 1 de octubre de 2009

El hombre que perdió su sombra





Al darse la vuelta, en una mañana extrañamente soleada, la encontró tras él. En su interior lo agradeció profundamente, porque aquel encuentro le sacaba de su condena a la soledad. Su mirada, clara y concisa, le libró de las cadenas de la incompresión, del odio y de las injusticias de su entorno.

En su compañía aprendió a disfrutar de la luz. Comenzó a hablar en voz alta, a confesar secretos y matar apariencias. Y aquella sombra siempre estaba allí, en silencio, asintiendo y mirándole con sus grandes ojos, claros y concisos.

Él conoció la libertad de las palabras y el goce del llanto sin vergüenza afloró en su mirada. Ella le entregó el alivio, mientras las lágrimas mojaban su cuerpo oscuro, su cuerpo de sombra.

Ella era la afirmación y la negación silenciosas. Era el llanto y la risa. Ella era su sombra, siempre a su lado, detrás, delante, siempre a su lado... siempre envuelta en el silencio de la dependencia y la necesidad.

Pero aquel hombre acostumbrado a la soledad - solitario confeso- comenzó a notar un peso a sus espaldas. Su sombra, apoyada en él, ahora caminaba sus pasos.

Y sintió la necesidad de otro tipo de libertad, de nuevas sensaciones, y para liberarse de su sombra, caminó en silencio, de nuevo, hacia las sombras. Miró a su alrededor. Ella había desaparecido, fundiéndose en la oscuridad. Tan sólo oyó sus pasos, ligeros y concisos, alejándose de él.

El hombre intentó desplegar las alas de su nueva libertad. Pero al tratar de echar a volar, descubrió que no eran sino un plumón negro, incapaz de elevarle en la gloria de un vuelo.

Caminó errante por las sombras, buscando el sendero de regreso a la antigua luz... Lo encontró. Y al llegar buscó su sombra junto a sus pies. Pero ésta no estaba. Se dio cuenta de que le costaba caminar. Y arrastrándose, regresó a su mundo de tinieblas. Borracho de añoranza recorrió cada camino, rasgando sus rodillas, en busca de aquella sombra que le había liberado y a la que él, solitario confeso, había condenado al destierro.

Y entonces la vió. Entre penumbras. Atada a otro hombre, surgiendo de sus pies y abrazada a su pecho. Su cuerpo ya no era oscuro. Había tomado color. Su mirada clara y concisa se dirigió a él.

Su boca se abrió en una exclamación silenciosa: el hombre había perdido su color y su cuerpo se difuminaba en la oscuridad. Cientos de cadenas rodeaban su alma. Se había tragado la llave.






(Imagen: Segismundo encadenado de Salvador Dalí)
Reciclando: Febrero de 1996

14 comentarios:

Alfonso Carlos dijo...

Y así siguió vagando por el submundo de la soledad.

Sus lágrimas marcaban el sendero de sus pasos.

Desguarnecido, derrotado, casi inerte, sin arresto para llorar, esperaba al barquero del puerto al que no iba a regresar.

Cuando en un último esfuerzo, pudo ver que su sendero de agua y sal se habia convertido en una floresta incipiente de vida.

Sonrió. Deseo que esa simiente de fracaso y soledad sirviera de memoria a los arrieros que se detuvieran a contemplarla.

Su muerte no había sido en vano.

aapayés dijo...

La sombra del destino mundo perdido en su soledad.. abandono..

Me gusto mucho..

Excelente..

Un abrazo
Saludos fraternos

Driver dijo...

Rocío, tu micro cuento me ha recordado una inscripción medieval:
"La luz. La luz es la sombra que Dios nos proyecta".
...
Blanco sobre negro. Luz y sombra.
Gloria y confusión.
Conceptos opuestos y complementarios.
A la vez.

Capitán dijo...

Siempre se desea lo que no se tiene. Una sombra de quita y pon.

Buena entrada

Rocco Lampone dijo...

Uno nunca se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde o lo deja marchar...

Muy interesante.

Un beso.

Anónimo dijo...

Es genial como escribes, de verdad que cada día me sorprendo más con tus textos!
Besitos

ana dijo...

Quien tiene esencia de sombra... siempre espera. Siempre. Espera el regreso, ella que se fue tan en silencio... fundiéndose en la oscuridad.

Sombra habitada ahora por el dolor,pero que siempre espera...aun atada a otro hombre, aun abrazada a otro pecho. Sólo necesita que tú encuentres la llave.

Con tus palabras me devolviste al recuerdo de esta canción...

http://www.youtube.com/watch?v=W6liuOQUK-o

molinos dijo...

Ya sé que no tiene nada que ver..pero yo no podía dejar de pensar en Peter Pan cuando pierde su sombra y Wendy se la cose para que no la pierda más.

uff...se me están ocurriendo mogollón de hilos que unir...

sunsi dijo...

Estoy algo espesa hoy, Rocío. Te digo tal cual me sale... Haberlo pensado dos veces, hombre. Que si no proyectas... es como si hubieras desaparecido. Y hay decisiones que no tienen vuelta atrás. Un poco prosaica...

Un beso, princesa

María dijo...

La verdad es que tu final, Alfonso es mucho más esperanzador que el mío... Oye, al final te vas a convertir en un gran cuentacuentos, ¿eh?

Gracias, Adolfo, por tus constantes visitas. Un abrazo.

Driver, no conocía esa inscripción. Pero sí, hay gente muy grande cuya sombra nos aporta luz. Gracias.

Sí, Capitán, pero es un planteamiento tan egoista, ¿verdad? Así somos...

Exacto, Rocco, exacto... y luego nos toca llorar y patalear un poco.

Vane, guapa, me alegra que te guste. Un besito.

Ana , por una vez (y sin que sirva de precedente) no estoy de acuerdo contigo. No siempre se espera... Hasta las personas con esencia de sombra más profunda acaban cansándose de esperar... Por cierto, preciosísima canción, esos dos truhanes...

Pues mira, Molinos, no me había acordado de esa escena, pero ahora que lo dices... encaja bien... Pero esta sombra parece que no sabía coser (o no se le ocurrió). ¿Ya has reinvertido los 30 euros?

Sunsi ¿Prosaica? jajaja. Tal cual. Eso seguramente es lo que pensó la sombra...

ana dijo...

Puedes estar en desacuerdo siempre que se tercie... faltaría más...
... pero... las sombras siempre esperan. Si no, perderían su esencia de sombras... jajaja.

Hale... yo con mi erre que erre... jajajajaja.

Besos y que descanses.

Belén dijo...

Pues será que quizá he oído una hostoria esta tarde de un hombre que no quería renunciar a su libertad y ha dejado a mi amiga... pero tu post me ha parecido tan (dolorosamente) parecido...

Besicos

María dijo...

Belén, es una historia lamentablemente muy común en la vida real... Hombres que no quieren responsabilidades, mujeres que quieren más libertad... y se quitan "el peso de la sombra" de la espalda... Puede pasarnos a cualquiera...

Driver dijo...

Si,a cualquiera.